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sábado, 1 de febrero de 2014

NO TODO ES BLANCO O NEGRO

NO TODO ES BLANCO O NEGRO: CUÁNDO LA INFIDELIDAD PUEDE SER UN ANTÍDOTO

O sea, no somos monógamos per sé, sino secuenciales. Tenemos muchas parejas en la vida y, a veces, más de una por vez. Pero es la sociedad cristiana occidental la que nos pide monogamia y nos amenaza con las penas del infierno si no ocurre de esa forma.

                                                               Imagen: Getty
 Por Karen Uribarri@karenuribarri
 Así, tal cual te lo digo. Y es más, comienzo por aseverarte que la infidelidad no es ni buena ni mala y que incluso es capaz de revivir una relación en estado de inanición.
¿Cómo así? Vamos por parte. Se lo pregunté al Dr. Christian Thomas, director de la Cesch (Centro de la Sexualidad de Chile) y la explicación es más o menos así: Primero, el ser humano puede tener o no receptores de oxitocina, lo que entrega un marco biológico en el que se mueve, es decir, para la pareja única o para tener muchas parejas. O sea, no somos monógamos per sé, sino secuenciales. Tenemos muchas parejas en la vida y, a veces, más de una por vez. Pero es la sociedad cristiana occidental la que nos pide monogamia y nos amenaza con las penas del infierno si no ocurre de esa forma.

Entonces, tomando en cuenta la raíz biológica, podríamos lanzar visceralmente que todos deberíamos ser infieles. Pues no es así. La libertad no es hacerlo, sino la posibilidad CIERTA de hacerlo. "Si la relación de pareja inhibe esa posibilidad, entonces no hay amor, hay opresión", me dijo Thomas. Y a esta conjugación podemos agregar un factor más: El miedo. Si no eres infiel por miedo, no hay amor ni libertad. Tal cual.

Hasta aquí yo no me sorprendía, porque siempre he pensado que el ser humano no está hecho para ser monógamo y que los deseos de estar con otras personas son tan reales como ocultos. Nadie anda por la vidacontando que le calientan otros tipos, porque si tienes pareja, se supone, debes tener 'sólo ojos para tu pareja'. Entonces, al final de la historia, la monogamia es como la vaca sagrada del cuento.

Conozco una mujer de 34 años que vive al límite de la infidelidad y que, según me ha dicho, no ha dado el paso exclusivamente porque se muere de susto de ser pillada... pero cada vez que puede se toca pensando en lo que el otro podría hacer de diferente de su marido. Y no es que no quiera a su pareja... ¡lo adora!... pero por una vez no quiere comer filete, sino que entraña. Ambos sabrosos pero distintos. Y es que el sexo, ¿no es un apetito más?

La terapeuta de parejas belga Esther Perel dijo hace un tiempo en un diario argentino que la infidelidad es el antídoto a la muerte de una relación y que no todas las infidelidades tienen que ver con la pareja, sino que simplemente son lo que son, encuentros sexuales con otros. Y en ese sentido, ¿por qué deberían ser sancionadas?

Conozco muchas mujeres –y hombres también!!- que no son infieles sólo por miedo o porque ante un curita prometieron ser fieles hasta la muerte... ¡pero no porque no deseaban profundamente estar con otra persona! Y en ese sentido, ¿no es peor la mentira? ¿Acaso la fidelidad es sinónimo de exclusividad sexual? ¿Somos propiedad del otro? ¿Existe esa territorialidad en el amor?

Yo no digo que vayamos por la vida haciéndole caso únicamente a los impulsos sexuales, pero invito a poner el tema de conversación con tu pareja, a conversar con honestidad qué piensan al respecto. Ya lo decía Rivera a Frida Kahlo: "Nunca voy a serte fiel, pero siempre voy a serte leal".
http://www.revistamujeres.cl/no-todo-es-blanco-o-negro-cuando-la-infidelidad-puede-ser-un-antidoto/prontus_revistamujeres/2013-07-17/213608.html
C2

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